"La pitonisa leyó la mano de la mujer lectora. En cada línea adivinó un capítulo de su vida: un comienzo feliz, un nudo en la garganta y un desenlace trágico. Desde ese día, la mujer lectora leyó entre líneas." (Esto y ESO). Raúl Vacas.

jueves, 25 de febrero de 2016

Tú y Yo

Tráiler
Del ingl. trailer.
2. m. Cinem. avance 
(‖ fragmentos de una película).

Libro
Del lat. liber, libri.
1. m. Conjunto de muchas hojas de papel 
u otro material semejante queencuadernadas, 
forman un volumen.





Andrea Tío
María Moya
María Perisé
Santiago García

martes, 23 de febrero de 2016

La razón por la que sonrío sin por que.

En preguntar lo que sabes 
el tiempo no has de perder.. 
Y a preguntas sin respuesta 
¿quién te podrá responder?


Me subí al autobús y pude admirar en esa milésima de segundo como tus ojos buscaban los míos mirándote una última vez. Y me senté en uno de esos asientos mirando hacia atrás por si decidías correr para detener el vehículo y darme otro beso. Mi cabeza aún se preguntaba, que hacía en aquel lugar en aquella hora, si ese camino llegaba a algún sitio, si se estaría mejor contigo en la silla vacía de al lado, si de verdad era invierno y que si de verdad eso era ser feliz.
Cuanto más me alejaba más me dolía la cabeza. Era un dolor punzante y continuo. Había pasado en muy poco tiempo de estar contigo abrazado a estar sentado en un autobús lleno de desconocidos de caras tristes y a un cielo cada vez más oscuro. El contraste entre mi cabeza y los fríos tiempos que pasan era demasiado grande y sentía mi cráneo comprimir mis pensamientos como cuando se baja de lo alto de una montaña y las botellas se aplanan.
Y la distancia se hacía más larga y cuanto más larga más pensaba en la siguiente vez que te fuera a ver o si de verdad habría otras. Eras demasiado grande para mi cabeza. Y eso que había desechado ya a mi familia, mis estudios, mis amigos, mi vida. Pero aun así no cabías.
La situación era cada vez más complicada, cada minuto más doloroso. Mi mente no estaba lejos de explotar y ya había comenzado la cuenta atrás. La catástrofe era inminente. Imparables las consecuencias.

Entonces, ahí mismo, en público, sin razón, sonreí.


Santiago García.




domingo, 21 de febrero de 2016

Morir de amor

"¿Qué es morir de amor?,
Morir de amor por dentro.
Es quedarme sin tu luz.
Es perderte en un momento.
Cómo puedo yo decirte que lo siento,
que tu ausencia es mi dolor
que yo sin tu amor... me muero.

Miguel Bosé


El llanto se ve, el llanto se escucha. Las emociones se agolpan.
Temperaturas gélidas. Frío intenso, carámbanos colgando de los tejados. Días de intensa luz e intenso sol y calor y pasión en el ambiente. Invitación multitudinaria al beso, homenaje a los célebres amantes, invitación a la risa y a la fiesta, a la alegría e invitación a la pena y al sufrimiento. Todo se resume en una tragedia jamás imaginada pero si contada.

Año 1555. En la iglesia de San Pedro de Teruel aparecen los cadáveres momificados de una mujer y un hombre jóvenes. Junto a los cuerpos hay un documento que explica que se trata de Isabel de Segura y de Diego de Marcilla, muertos tres siglos antes. La historia es bien conocida por todos: Isabel de Segura, desolada y desesperanzada, se casa con Don Pedro de Azagra tras no haber regresado Diego a los cinco años, como le prometió, rico para casarse con ella. Ante la negativa de Isabel de darle un beso, éste cae desplomado de amor y al día siguiente, fallece Isabel al besar a Diego. Muere de amor.

¿Es posible morir de amor?. ¿Sólo los amores imposibles se convierten en eternos?. ¿Es tan intenso el amor que te parte el corazón cuando el ser amado muere?. Somos personas individuales, únicas, que nacemos solas y morimos solas, pero quizá entonces en un momento sin determinar, pueda aparecer de la nada y sin hacer ruido. Nada importa. Sólo tú. El amor  mueve montañas, solo importa estar juntos y seguir vivos.
Morir de amor es un agonía, es sentir el corazón helado, es no sentir el viento soplar y por eso, ¿por qué no morir de amor?. ¿Cuántas noches Isabel mojaría su almohada de tanto llorar, la estrujaría entre sus manos, la mordería de rabia y la besaría cuál amante busca a su amado?. En ella dejaría su dolor, su recuerdo, su desamparo.
El amor es algo etéreo que no podemos tocar pero que sin embargo, nos llena la vida. Cuanto más arriesgo más me dejo querer. 
El corazón, el amor, es visceral y no entiende de razones y por eso caer en el amor es caer en un sitio donde las cosas se ven y viven de otra manera. 

María Perisé

domingo, 14 de febrero de 2016

Yo fui feliz a ratos largos.

Hablo de aquellos días
de sentir deprisa
querer despacio
de cuando el amor
no era un milagro.

Cuando algo tan grande
como la justicia
y el perdón
cabían en nuestra bolsa del almuerzo.

Salvar el mundo en recreos
Miguel Ríos en el coche
cuandoseaspadrecomeráshuevos
pintar la habitación de verde
colgar globos, correr en triciclo
perderle el miedo a la cucaña
sile, nole, la jerga de los once.
(Un, dos, tres).

La alegría sencilla,
la guardería y Elena
recitar a Espronceda.
Hablo de palabras que duran
abrazos que curan
y gente buena.

(Adónde han ido).

Yo fui feliz a ratos.
Nací en otoño.
Olor a tormenta.
Leche y galletas.
Forrar los libros en septiembre
escribirle a la abuela
cada pocos días;
ver fotos de mamá
y papá
cuando aún
sonreían.
(Chocolate inglés). 

Supongo que entonces el mundo tampoco era tan grande.
Cualquier momento era bueno.
Cualquier lugar era casa.
Aún recuerdo el abrazo con Dani
el amor universal de mi abuela.
Miel y limón
soltarme la coleta.
Y recuerdo el frutero de mimbre
y el olor a avena
y el no saber escribir
la palabra
tristeza.

La risa y el grito
en ti muero
y por ti vivo
cuerpo que habito.

El olor de las sábanas
la casa de Cris
pantalones de pana
flores y agua
cada sol de abril.

De todo lo demás recuerdo más bien poco.
Quien quiera escribir mi epitafio
dispone de dos fechas solamente:
la del día en que te conocí
y la del día en que te marchaste, infancia.
Lo que sucediera antes, lo olvidé.
Lo que suceda ya, carece de importancia.





Mis padres tenían razón.
Y es triste.
El tiempo me lo ha confirmado.
Los hombres mayores no se andan con hostias.
(A la pared).


Andrea Tío

La ladrona de corazones.

Sinceramente, no pensaba volver a escribir sobre esto. No sabéis lo deprimente que es ver caer lágrimas en una foto en la que apareces sonriendo. No tenéis ni una mínima idea sobre cómo es la vida si te crees feliz ahora mismo. Y nada más lejos de la realidad que te despertarás mañana y mañana un nuevo día, no no. Aquí has venido a sufrir. Y si no quieres te piras. Es así. No sabes cuantos palos te darán ni cuantos años pasarán en vano. Y el helado se te derretirá si no te lo comes a tiempo. Que nadie hace más mal que cuando no se entiende o simplemente no hace nada, cuando se "sobreentiende" o se "sobreactúa". Que sí que sí que todos hemos leído "Las ventajas de ser un marginado" pero eso a ti no te sirve de nada. Solo son chismorreos. "Estate bien", "Se feliz." como si fuera fácil. Ja, ja. Que no sabes lo que es tener dudas. Que hay veces que las dudas en la cabeza de uno se ramifican como en los esquemas de una clase de universidad y acabas el día con 37 posibles soluciones todas ellas con connotaciones y muchos asteriscos con letra pequeña a pie de página. Pierdes la esperanza, ¿vale la pena luchar por un mundo en el que no habitan personas? mejor dicho ¿vale la pena vivir en él? ¿Si digo que sí? ¿Vale la pena lo que hago ahora mismo? ¿Sirve de algo? En el fondo has sabido toda tu vida que no.

Y siempre te han dicho que esto solo es una etapa de tu vida pero nunca te lo has creído. Que esos desamores se van a arreglar o que vas a hacer algo muy grande en tu vida. No te lo crees y no te lo creerás, hasta que llegue el día, sí, ese día, ese día sin esperanza, cuando ya se ha acabado la banda sonora, ese día en el que bueno, ya te has acostumbrado a ver la vida entre barrotes, pero que en el momento más inesperado llega la persona, si esa persona, esa tan alucinantemente especial que solo llega una vez en la vida. Esa que solo existe en las películas y que anda a cámara lenta hacia a ti.

Se acerca y hueles sus intenciones. Te emocionas, pierdes la respiración, te mareas, piensas "¡oh, dios! lo va a decir" (esa frase que todo el mundo quiere oír) si amigos ese es el momento exacto en el que baja cupido y te clava una flecha en la espalda atraviesa tu caja torácica te rompe el corazón te daña algún que otro órgano más (por eso de que te quedas sin respiración) y bueno la flecha te sale por el pecho.

Y justo, ahí en el sofá de tu casa sin merecerlo, pero necesitándolo, mientras caen dos billetes de veinte euros, oyes "Vete a comprarte los libros que quieras a la librería".


Santiago García.

Infancia

Hoy vuelvo a reencontrarme con los recuerdos de mi niñez, recuerdos dormidos pero no olvidados en un rincón de mi memoria y quizá, conforme voy creciendo recuerdos que están cada día más presentes en mi vida.
Nostalgia por los años que dejé atrás, vacíos de preocupaciones y con un ansia de devorar la vida y todo lo que se ponía por delante. El cielo era azul, de un azul intenso y no flotaba sobre él ni una sola nube que empañara mi vida.
Recuerdos de esas tardes inagotables e interminables jugando y saltando, montando en bicicleta (no sin alguna herida y marca que todavía conservo), en el parque, sacándole y venciendo al tiempo, esas largas tardes de piscina en las que el cuerpo llegaba un momento que ya no resistía mas agua y tenia un aspecto arrugado como una pasa y tembloroso igual que una hoja azotada por el viento.
¡Amigos de la infancia!, toda una corta vida jugando juntos y que hoy todavía seguimos descubriendo unidos los caminos de la vida.
Y como no, especial recuerdo tiene para mí mis veranos en el pueblo, en casa de mis abuelos, en esa casa llena de vida que sigue hoy más viva que nunca a pesar de las pérdidas pero no de las ausencias. Sus calles llenas de gente que me hacían sentir importante y que me lo siguen haciendo, su aire, mis paseos mirando a las estrellas y tirando piedras al río, sus olores, mis amigos... y que cuando llegaba el momento de volver mi corazón se llenaba de dolor aunque sabía que pronto volvería.
¡Cómo echo de menos mi niñez!. El tiempo va cubriendo y alejando instantes y pensamientos de un tiempo que no volverá pero que para mí está vivo.

María Perisé

jueves, 11 de febrero de 2016

La voz dormida

Este libro, de Dulce Chacón, nos traslada a la cárcel de Las Ventas, al Madrid de un pasado histórico bastante desconocido (al menos para mí), ya que aunque sepamos datos y cifras de la guerra civil española, poco sabemos de los sentimientos de las personas que la vivieron, las desgracias y penurias que se esconden detrás de cada batalla, de cada muerte durante los años posteriores a la guerra.                                                  
La Voz Dormida es la triste y hermosa historia de las personas que vivieron esta época,del sufrimiento de los perdedores, y está narrada de una forma tan magnífica que te emocionarás y sentirás empatía por todos y cada uno de los personajes de la novela.   
                                                  
Retazos de vidas perdidas, vidas corroídas por la injusticia de la guerra, la ausencia de libertad, el abismo que dejan las pérdidas de los seres queridos.                  

El miedo se aferraba en los ojos con el pestañeo, se enredaba en las entrañas, se colaba en lo más hondo sin dar explicaciones, sin pedir permiso. Miedo a la espera, a la soledad, a la humillación, a la incertidumbre de no saber que iba a pasar, miedo a medir mal lo que uno callaba y a tener que aprender a vivir en silencio.

Todo un homenaje a lo que no debería volver a repetirse.

“Ambos indagan en los ojos del otro esperando una respuesta sin formular ninguna pregunta. Ambos buscan una mirada cómplice que ahuyente el miedo a preguntar. Y el miedo a saber.”

“Libertad, qué extrañas son las palabras que se resisten a ser pronunciadas sin que el rubor nos alcance. Y qué extraño es llamar libertad a una carrera en la noche, al cielo raso, al monte bajo, al frío y al calor, a un pañuelo en la boca, a un fusil en la mano."

martes, 9 de febrero de 2016

(Entrada políticamente incorrecta)

Parte II

—Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
—El vacío es más bien en la cabeza.

Antonio Machado
(Campos de Castilla, 1917)

No sé si hoy llegaré a la extensión mínima o por lo menos adecuada, o si por lo menos éste se parecerá al resto de mis textos. Con que cumpla una de las dos, me doy por satisfecha.
Hoy lo he visto claro. Hoy burlo el mínimo de palabras. Hoy me salto los cupos.
Leí este libro hace más de 3 años, pero jamás me paré a pensar en lo que leía realmente, en lo que querían decir todas esas palabras al juntarse. Hasta que lo retomé hace poco, casi un lustro más tarde, más curtida -eso se da por supuesto-, y totalmente desvinculada a esos pensamientos que me atan a una mente infantil y etérea que ya no existe. Nunca pudimos pensar que lo que andábamos buscando era justo eso. Que estaba ahí. Tan fuerte... tan cerca.
Y supongo que eso también es la magia de los libros. Que son capaces de esperarnos. Que son ellos los que nos retoman.
Sin más florituras.
Cuando algo brilla por sí mismo, hay que dejar que arda, siempre.
Necesitamos que esto estalle.

"Ibuprofeno, 600 mg" por Raúl Vacas. Para los (verdaderos) dolores de cabeza.


Que sepas, Raúl, que a mí también me duele.


Andrea Tío.

martes, 2 de febrero de 2016

Abstracción

Cierras los ojos y te dejas llevar: dejas que el sol bañe tu piel, mientras la brisa, 
cargada de humedad y salitre, te lame el rostro y juega con tu pelo, lo enreda, lo levanta.                                                                                 
          
 Me encanta esa capacidad de abstracción que tiene el mar, la serenidad que transmite. Te pierdes en tus pensamientos mirando al horizonte entre el agua y el cielo, contemplando su inmensidad, y te dejas acunar por el vaivén hipnótico de las olas. Siempre me he preguntado que tendrá el mar para hacerme sentir tan pequeña y a la vez saber que formas parte de algo muy grande. 

Paseo por la playa, dejando mis huellas en la arena húmeda mientras la espuma me acaricia los pies y tengo la sensación de que ahí estoy segura, de que nada malo puede pasar. Solo yo y el sonido de las olas. Por unos momentos piensas que eres libre, que podrías volar como las gaviotas que en ocasiones empañan la claridad del cielo.
Pero los pensamientos son solo eso, pensamientos, y cuando abres los ojos lo único que tienes delante es la realidad.


(Después de escribir esto mi profesora me dijo que la chica de la foto era Marilyn Monroe, pero como yo no lo sabía me limité a expresar lo que inspiraba la fotografía)