"La pitonisa leyó la mano de la mujer lectora. En cada línea adivinó un capítulo de su vida: un comienzo feliz, un nudo en la garganta y un desenlace trágico. Desde ese día, la mujer lectora leyó entre líneas." (Esto y ESO). Raúl Vacas.

domingo, 14 de febrero de 2016

La ladrona de corazones.

Sinceramente, no pensaba volver a escribir sobre esto. No sabéis lo deprimente que es ver caer lágrimas en una foto en la que apareces sonriendo. No tenéis ni una mínima idea sobre cómo es la vida si te crees feliz ahora mismo. Y nada más lejos de la realidad que te despertarás mañana y mañana un nuevo día, no no. Aquí has venido a sufrir. Y si no quieres te piras. Es así. No sabes cuantos palos te darán ni cuantos años pasarán en vano. Y el helado se te derretirá si no te lo comes a tiempo. Que nadie hace más mal que cuando no se entiende o simplemente no hace nada, cuando se "sobreentiende" o se "sobreactúa". Que sí que sí que todos hemos leído "Las ventajas de ser un marginado" pero eso a ti no te sirve de nada. Solo son chismorreos. "Estate bien", "Se feliz." como si fuera fácil. Ja, ja. Que no sabes lo que es tener dudas. Que hay veces que las dudas en la cabeza de uno se ramifican como en los esquemas de una clase de universidad y acabas el día con 37 posibles soluciones todas ellas con connotaciones y muchos asteriscos con letra pequeña a pie de página. Pierdes la esperanza, ¿vale la pena luchar por un mundo en el que no habitan personas? mejor dicho ¿vale la pena vivir en él? ¿Si digo que sí? ¿Vale la pena lo que hago ahora mismo? ¿Sirve de algo? En el fondo has sabido toda tu vida que no.

Y siempre te han dicho que esto solo es una etapa de tu vida pero nunca te lo has creído. Que esos desamores se van a arreglar o que vas a hacer algo muy grande en tu vida. No te lo crees y no te lo creerás, hasta que llegue el día, sí, ese día, ese día sin esperanza, cuando ya se ha acabado la banda sonora, ese día en el que bueno, ya te has acostumbrado a ver la vida entre barrotes, pero que en el momento más inesperado llega la persona, si esa persona, esa tan alucinantemente especial que solo llega una vez en la vida. Esa que solo existe en las películas y que anda a cámara lenta hacia a ti.

Se acerca y hueles sus intenciones. Te emocionas, pierdes la respiración, te mareas, piensas "¡oh, dios! lo va a decir" (esa frase que todo el mundo quiere oír) si amigos ese es el momento exacto en el que baja cupido y te clava una flecha en la espalda atraviesa tu caja torácica te rompe el corazón te daña algún que otro órgano más (por eso de que te quedas sin respiración) y bueno la flecha te sale por el pecho.

Y justo, ahí en el sofá de tu casa sin merecerlo, pero necesitándolo, mientras caen dos billetes de veinte euros, oyes "Vete a comprarte los libros que quieras a la librería".


Santiago García.

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