"La pitonisa leyó la mano de la mujer lectora. En cada línea adivinó un capítulo de su vida: un comienzo feliz, un nudo en la garganta y un desenlace trágico. Desde ese día, la mujer lectora leyó entre líneas." (Esto y ESO). Raúl Vacas.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Historias para no dormir.

U.S.S. MAINE




Se oía a lo lejos los tintineos de la lámpara de araña del comedor. Avanzaba por el pasillo enmoquetado, silencioso. La gruesa alfombra polvorienta absorbía los ruidos de sus pasos. Estaba tan mareado por el balanceo del barco que no se dio cuenta de que había llegado a la cubierta. Olía a sal y a humedad. El viento le revolvía el pelo y la luz de la luna reflejaba débilmente la silueta de los objetos. Se apoyó en la barandilla y respiró hondo hasta tranquilizarse. Decidió bajar a su camarote para intentar volver a dormirse. Más que las sacudidas del barco, lo que le hacía sentir malestar era el profundo silencio que reinaba, como si toda la tripulación, los pasajeros hubieran desaparecido.
Posó su mano en el picaporte y abrió rápidamente la puerta, repentinamente aterrado por la idea de que alguien le observara, le siguiera.
La habitación estaba oscura y con un ligero olor a algas. Se tumbó en la cama... Al principio pensaba que era su sudor pero luego se percató de que era su cama la que estaba empapada. Una mano huesuda y resbaladiza le tapó la boca y le arrastró a través de la escotilla. Cuando se despertó, seguía notando el tacto frío de agua gélida del océano. Maldita imaginación. Sólo había sido un mal sueño.
Y entonces vio pasos mojados que se perdían en su cama...



MURPHY

Si decides creer en las que las cosas no son lo que parecen, te contaremos la historia del silencioso y sobrecogedor Murphy. Este sujeto noctívago, de apariencia reconocible según aquellos que lo han visto y pusilánime como el que más, suele recorrer las calles más estrechas para que no le puedan perseguir, alimentarse a base de las sobras de algunos restaurantes y dormir con un ojo abierto. Y si te ha parecido extraño, sigue leyendo, porque no acaba aquí.
Murphy sufre el peor de los contratiempos, cuando se acuesta al salir el sol: al ulular de los búhos nunca se despertará en el mismo sitio en el que se durmió. Y aún siendo muy insólita la situación de nuestro querido Murphy no era lo peor del asunto, pues no se despertaba en camas de oro ni palacios. Lo más común era que se despertara debajo del suelo de una vivienda desconocida. Concretando más, debajo del suelo de los aposentos de lo que parecían los seres más terroríficamente indescriptibles que Murphy conociera. Ni siquiera llegaba a su entender la cantidad de daño que podría recibir si algún día se cruzaba entre los ojos de aquellos... monstruos. Él, helado de pavor, tratando sigilosamente de salir de ese lugar, siempre se topaba con el crujido del listón de madera que no dudaba en despertar a la bestia. Cada noche era la misma historia, el encerrado intentando escapar. Despertaba ocasionalmente dentro de armarios, detrás de las ventanas, en buhardillas, cajones, almacenes, incluso en las peores circunstancias debajo del lugar en el que dormían aquellos seres. Imagínate, despertar delante de tus peores miedos. Cada vez se le hacía más difícil no enfrentarse a ellos en los momentos en los que no estaban despiertos. Pero qué casualidad que en los momentos en los que más falta le hacía ser cauteloso, cometía un error y se despertaban. Menos mal que era ágil. Porque si algún día se llegaba a topar con el monstruo que habita en los compartimentos contiguos... mejor no pensarlo, ellos sí eran capaces de verdaderas atrocidades. Muchas veces el pensamiento "Y todo eso solo por despertar, seguro que pensarían que soy un bicho, algo que hay que matar..." inundaba su mente. 
Seguro que nunca has oído hablar de él, pero... te contaremos un secreto... es la razón por la que tú te despiertas.




«Para un ratón , un gato es un monstruo. Estamos acostumbrados a ser el gato.»


1 comentario:

  1. Muy buena idea publicar "Historias para no dormir" en la noche de Todos los santos (me niego a hablar de Halloween). En la primera historia, habéis escrito una muy buena la ambientación, la descripción lenta que nos hace esperar algo horrible; sin embargo, el final me parece manido. Aprovechando que habéis puesto una foto del Titánic, qué tal si cambiáis el final, relacionándolo con su hundimiento, y dejando que sea el lector el que lo deduzca (una especie de sueño premonitorio). El pobre monstruo de la segunda me ha hecho mucha gracia. Creo que la historia ganaría mucho si la acortarais (está un poco confusa) y la estilizarais, así evitaríais ciertas incoherencias narrativas. Pero la idea (que esos monstruos que nos parece ver a veces en la habitación sean reales y estén más asustados que los humanos) me parece estupenda. (Ana)

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