"La pitonisa leyó la mano de la mujer lectora. En cada línea adivinó un capítulo de su vida: un comienzo feliz, un nudo en la garganta y un desenlace trágico. Desde ese día, la mujer lectora leyó entre líneas." (Esto y ESO). Raúl Vacas.

sábado, 14 de noviembre de 2015

El amor mató al hombre.

CAPÍTULO 1

ra se una vez, en un lugar no tan remoto como querrías que estuviese, vivía un párvulo y su consanguíneo en plena flor de la vida. Eran como cualquier familia. Uno era alto, galán y seguro de sí mismo y el otro era más bajo menos guapo y tímido. Su más notaria diferencia era que el hermano mayor tenía un sombrero.
Era un sombrero dotado de hermosura o eso pensaba su hermano. Pero nunca se lo prestaba, ni se lo quitaba y las veces que se lo intentó robar nunca lo logró. Sabían salvar las diferencias y no, dependiendo del día. Sobrellevaban sus vidas con paciencia y combatían por cada día. Desde que la luz cegaba sus profundos sueños hasta que el astro avisaba en lo alto del cielo la llegada de la noche. Entre ellos cuidaban el uno del otro, incluso muchas veces cuando el hermano menor no podía dormir, el mayor narraba relatos fantásticos en voz alta, como aquella historia, la de las hormiguitas. En la que existían unas hormigas que eran tan pequeñas que eran imperceptibles al ojo humano y que, cansados de haber cargado azúcar todo el día, derramaban sus sacos sobre los parpados de… y siempre se quedaba dormido. Pobre, ingenuamente el menor se creía ese tipo de historias que despertaban su lado más curioso. Y aunque lo ocultaba muy bien era tan capaz como su hermano aunque ni si quiera él lo sabía, ¡ni se lo habría creído de haber habido alguien que se lo hubiera dicho! No dudaba en desanimarse al ver que su hermano prosperaba y él no, era incomprensible e irritante. Pero el perfecto de su hermano siempre lo alentaba.






Santiago García (Ilustración hecha por Santiago García)

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