"La pitonisa leyó la mano de la mujer lectora. En cada línea adivinó un capítulo de su vida: un comienzo feliz, un nudo en la garganta y un desenlace trágico. Desde ese día, la mujer lectora leyó entre líneas." (Esto y ESO). Raúl Vacas.

jueves, 8 de octubre de 2015

Las noches de lluvia no siempre acaban con un beso.

Sin más presentaciones, comenzaré este post hablando sobre los aburridos pero necesarios, repetitivos pero pegadizos tópicos. Aquellos capaces de guiar el rumbo de nuestros pensamientos. Los tan amados y conocidos tópicos. Pero hoy no me detendré en cualquiera, sino que hablaré de los qué acaparan el día a día actual. Como esas historias de amor en las que intentan reflejar problemas de la vida real para cambiar la dinámica del "cuento de hadas", esos mensajes subliminales en los medios que advierten que "si no haces algo grande con tu vida no vives, solo sobrevives" y esos versos de gente que ha sentido lo mismo que tú pero sabía que palabras utilizar. Sí amigos, hablo de las tensas escenas en las que tu personaje favorito nunca hace caso cuando pronuncias ese "no entres ahí..." que irrita al amante de las clásicas películas de terror, de ese "la puerta abierta para que entren o cerrada para enjaularme con ellos" antes de tumbarte en la cama a pasar la noche mirando ese montón de ropa sucia el cual no sabes en qué momento se levantará en forma de asesino para concluir su aterradora misión. Esa duda "en las noticias solo cuentan malas historias" y esa respuesta "son historias que hay que conocer” y sobre todo el tradicional "llega un héroe (más o menos inesperado dependiendo de la originalidad) y rescata al mundo de su trágico desenlace". Incluso para mi opinión criticar tópicos es muy tópico ya.
Pero solo en ocasiones especiales, tu mente pide volver al cuento de hadas. Me refiero a esos días en los que se cayó la tostada y manchó el suelo de mermelada, esos días en los que el café abrasa tus labios y el día en el que no podía faltar que acabarás empapado, manchado, humillado o incluso en casos extremos despedido, hundido o embarazado. Es cuando leo todas las realidades de ese poema cuando todo ese barullo de ideas sin conclusión inundan mi mente, escrito por Raúl Vacas y titulado "Poema en Blanco":

La noche no se atreve a enumerar los besos,
Ni los ojos que miran sin entender la lluvia.

Ya es tarde, y todos lo sabemos,
Pero el silencio
No es excusa para
Amarnos.

Quizá falte la nieve.

Si lo leéis varias veces comprobareis que este es un poema que en sus dos primeros versos refleja la realidad como dividiendo a la humanidad en dos clases de personas, los que lo acaban felices y los que terminan sin ganas de repetirlo. Aunque este mensaje está escrito por una persona del segundo grupo. Describe el momento en el que piensas, podría haber sido mejor. Esos tres versos en la segunda estrofa que con simples palabras cuentan una historia de amor con final inesperado. Y ese último suspiro contra el papel que anuncia "Quizá falte que esto sea una historia de amor".



               Santiago García

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