"La pitonisa leyó la mano de la mujer lectora. En cada línea adivinó un capítulo de su vida: un comienzo feliz, un nudo en la garganta y un desenlace trágico. Desde ese día, la mujer lectora leyó entre líneas." (Esto y ESO). Raúl Vacas.

martes, 31 de mayo de 2016

Todo lo que hemos escrito, se quedará en el lugar donde podrás observar, ser y leer, lo que sientes

¿Cómo se acaba algo que no tiene fin? Parece que fue ayer cuando estábamos en un descampado, haciendo fotos para nuestra primera entrada en el blog.
Cuando nos embarcamos en este proyecto no sabíamos cómo nos iba a ir, qué encontraríamos, qué nos encontraría a nosotros; a día de hoy contamos seis mil visitas, dos vídeos, cinco trabajos, ochenta entradas y un quintal de autosatisfacción y orgullo. Cuatro senderos, cuatro corrientes y una fuerte premisa que triunfa: qué niños vinimos y qué curtidos nos vamos. Los caminos se bifurcan.

¿Qué recordamos de este curso?
Una pregunta, ¿Pueden ser los grupos de cuatro personas?
Estar mirando desinteresadamente en un diccionario de sinónimos y ver la palabra corrientes, y abrirlo por otra página aleatoriamente y a ver si adivináis que palabra salió: viandantes.
Noches soñando y tardes escribiendo, mañanas de esas en las que todo es gris hasta las teclas del ordenador, todo menos tu cabeza y tus dedos.
Una chica rubia intentando gritarle a la cámara mientras cerraba la puerta de un garaje (al final esa escena del booktrailer de "Tú y yo" quedó bastante bien). Grabar en el instituto a las ocho de la tarde con la soledad de los pasillos dentro y un frío intenso en el exterior, coger el cercanías hasta la estación de Goya y caminar, sintiendo la mirada de la gente con unos esquíes por la calle como compañeros de viaje.
Secretos entre las líneas, borradores interminables, excusas, críticas de esos que no entienden y las notitas con las faltas de gramática y sintaxis.
Nuestros apaños caseros para intentar grabar en la pizarra el vídeo de Rebelión en la Granja.
La foto que tenemos en la cabecera que la hicimos un domingo de pilares en una pared de un metro y medio de ancho.
Estuvimos en su día de acuerdo: "Escribo, luego soy luego leo." Mas corregimos: "Escribo, luego puedo vivir."



Quizá fue casualidad coincidir, pero menos mal (suspiro fuerte). Y quizá nos vamos, y quizá nos iremos, pero nos despediremos aún con la duda. Porque aún no sabemos que fue eso que empezó todo esto y que no lo terminará nunca. Y es que nuestra unión escapa de la cordura. Es por eso que cuando nos ven juntos, la gente piensa que estamos locos. Razón no les falta. Pero su razón, escapa de nuestra incumbencia.

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